050 - S. Bernardo

Sermo I in Epiphania Domini, 2

Al contemplarle uno se da cuenta de cuan grande es la solicitud de Dios con el hombre, de cuáles son sus intenciones y sentimientos hacia él. No pienses, pues, en lo que tú puedas sufrir, sino en lo que El padeció efectivamente por ti. Así comprenderás cuánto te ama, qué misericordia la suya al encarnarse. Cuanto más pequeño se hizo en lo humano, tanta mayor bondad demostró. Al humillarse de este modo por mí, se me ha hecho aún más amable. De ahí que diga el Apóstol: "se ha manifestado la benignidad y humanidad de Dios, nuestro Salvador" (Tit. 3, 4).

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