068 - S. León Magno

Homilia 3 in Epiphania Domini, 5

Sabemos que todo esto comenzó a realizarse desde que una estrella condujo —trayéndolos de tierras lejanas— a tres Magos para que conociesen y adoraran al Rey del cielo y de la tierra. La sumisión de los Magos se nos propone como modelo, de manera que, en la medida en que podamos, secundemos esta gracia que empuja a todos hacia Cristo.
Cualquiera que vive piadosa y castamente en la Iglesia, que saborea las cosas de arriba y no las de la tierra (cfr. Col 3, 2) es, en cierto modo, semejante a esta luz celestial. Mientras conserva en sí mismo el resplandor de una vida santa, muestra a muchos —como la estrella— el camino que conduce a Dios.
Animados por este celo, ayudaos los unos a los otros, queridísimos, para que brilléis como los hijos de la luz (cfr. Ephes. V, 8) en el Reino de Dios, adonde se llega por la recta fe y las buenas obras.

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